7 Sistemas de calefacción ¿Qué calefacción es más económica?

En la búsqueda de un sistema de calefacción óptimo para nuestro hogar, nos enfrentamos a un abanico de opciones que varían en precio, eficiencia y sostenibilidad

Entre las alternativas más destacadas y costosas inicialmente, encontramos la geotermia y la aerotermiaEstas tecnologías, a pesar de requerir una inversión significativa al principio, sobresalen por su rentabilidad a largo plazo, convirtiéndose en soluciones amigables tanto para el bolsillo como para el medio ambiente en el tiempo. 

Por otro lado, las bombas de calor y los radiadores representan las opciones más accesibles en términos económicos; sin embargo, su eficiencia a lo largo de los años podría no traducirse en un ahorro real, haciendo que el gasto inicial bajo pueda no compensar en el futuro. 

En un rango intermedio, encontramos las soluciones de biomasa y las calderas de gas, que equilibran de manera más moderada la inversión inicial con un consumo medio, presentando una opción viable para aquellos que buscan un término medio en costo y eficiencia. 

Finalmente, las calderas de gasoil, aunque no representan una gran inversión inicial, se quedan atrás en términos de eficiencia, lo que las convierte en una opción menos atractiva para quienes buscan maximizar el rendimiento y la sostenibilidad de su sistema de calefacción. 

En este post, exploraremos más a fondo qué calefacción es más económica, para ayudarte a determinar cuál es la mejor calefacción para tu hogar, considerando tanto el impacto económico inicial como las implicaciones a largo plazo, para vislumbrar qué calefacción es más barata.

Índice de Contenidos:

  1. La geotermia
  2. Aerotermia
  3. Bombas de calor
  4. Radiadores eléctricos
  5. Sistemas de calefacción por biomasa
  6. Calderas de gas
  7. Calderas de gasoil

1. LA GEOTERMIA

La geotermia es una forma de energía renovable que aprovecha el calor almacenado bajo la superficie terrestre para generar calefacción, refrigeración e incluso electricidad en algunos casos. Este sistema se basa en el principio de que, a partir de cierta profundidad, la temperatura de la Tierra se mantiene constante durante todo el año, independientemente de las condiciones climáticas en la superficie.

El funcionamiento de un sistema geotérmico de calefacción implica la instalación de un circuito de tuberías, conocido como bucle geotérmico, enterrado a gran profundidad en el suelo. A través de este circuito circula un fluido, que se calienta gracias a la temperatura constante del subsuelo. Una vez calentado, este fluido se dirige hacia una bomba de calor geotérmica situada en el interior del edificio, donde se extrae el calor y se distribuye para calentar el espacio. Posteriormente, el fluido, ahora más frío, vuelve al subsuelo para ser recalentado y continuar el ciclo.

Aunque la instalación de un sistema geotérmico representa una de las opciones más caras en términos de inversión inicial, debido a la necesidad de perforar el suelo y a la complejidad del sistema, sus ventajas a largo plazo son significativas. La eficiencia energética de la geotermia es notablemente alta, lo que se traduce en un ahorro considerable en los costos de operación y mantenimiento en comparación con otros sistemas de calefacción. Además, al depender de una fuente de energía renovable y prácticamente inagotable, los sistemas geotérmicos minimizan el impacto ambiental, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la calefacción tradicional.

Otro aspecto a considerar es la durabilidad y vida útil de los componentes del sistema geotérmico. Los bucles geotérmicos subterráneos pueden durar más de 50 años, mientras que las bombas de calor tienen una vida útil de alrededor de 20 a 25 años, lo que supera a muchas otras opciones de calefacción. Esto, sumado al bajo costo operativo y al mínimo mantenimiento requerido, hace que la geotermia no solo sea una inversión económicamente rentable a largo plazo, sino también una elección sostenible y responsable con el medio ambiente.

En el contexto de elegir el mejor sistema de calefacción, la geotermia se presenta como una opción ideal para aquellos dispuestos a realizar una inversión inicial más alta a cambio de beneficios a largo plazo en términos de eficiencia, sostenibilidad y ahorro económico.

2. LA AEROTERMIA, Qué calefacción es más barata

La aerotermia es una tecnología de calefacción innovadora y sostenible que utiliza la energía del aire exterior para climatizar el hogar, incluso cuando las temperaturas externas son bajas. Este sistema funciona mediante una bomba de calor aerotérmica, que capta la energía térmica presente en el aire ambiente y la transforma en calor para la calefacción de espacios, producción de agua caliente e incluso refrigeración durante los meses más cálidos.

El proceso de la aerotermia comienza con la extracción del aire exterior mediante un evaporador. Este aire, que contiene energía térmica, pasa a través del evaporador que, gracias a un refrigerante, absorbe el calor. Este refrigerante se comprime luego, aumentando significativamente su temperatura. Posteriormente, el refrigerante caliente se dirige a un condensador, donde transfiere su calor al sistema de calefacción del edificio, ya sea a través de radiadores, suelo radiante o unidades de aire forzado. Finalmente, el refrigerante, ahora enfriado, regresa al evaporador para comenzar nuevamente el ciclo.

Aunque la inversión inicial en un sistema de aerotermia puede ser más alta en comparación con sistemas de calefacción convencionales, sus beneficios a largo plazo son considerables. La eficiencia de una bomba de calor aerotérmica es notablemente alta, especialmente si se compara con sistemas basados en combustibles fósiles. Esto se debe a que la energía utilizada para operar el sistema es en gran parte renovable (la energía térmica del aire), y solo se requiere electricidad para impulsar el compresor y otros componentes eléctricos, lo que resulta en un bajo consumo energético y, por ende, un menor costo operativo.

Además, la aerotermia tiene un impacto ambiental reducido debido a la disminución de emisiones de CO2 en comparación con los sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles. La durabilidad y el bajo mantenimiento de las bombas de calor aerotérmicas también contribuyen a su rentabilidad a largo plazo, con una vida útil que puede superar los 20 años.

Para aquellos que buscan una solución de calefacción moderna, eficiente y ecológica, la aerotermia ofrece una excelente alternativa. A pesar de su mayor costo inicial, la combinación de ahorro energético, bajo impacto ambiental y confort térmico la convierte en una de las opciones más atractivas y rentables a largo plazo en el mercado actual de sistemas de calefacción.

3. Bombas de calor, Qué calefacción es más económica

Las bombas de calor son dispositivos versátiles que sirven tanto para la calefacción como para la refrigeración de espacios, y operan bajo el principio de transferencia de calor en lugar de generar calor directamente mediante la combustión o resistencias eléctricas. Este sistema puede extraer calor del aire exterior (bomba de calor aire-aire), del suelo (bomba de calor geotérmica) o del agua subterránea (bomba de calor agua-agua) y utilizarlo para calentar el interior de un edificio. Del mismo modo, para enfriar un espacio, invierten su ciclo para extraer el calor interior y liberarlo al exterior.

El funcionamiento de una bomba de calor se basa en un ciclo termodinámico que involucra la compresión y expansión de un refrigerante, el cual absorbe calor de una fuente (por ejemplo, el aire exterior) y lo libera en otro lugar (el interior de un edificio). A pesar de necesitar electricidad para operar, las bombas de calor son altamente eficientes porque trasladan más energía térmica de la que consumen eléctricamente.

Inicialmente, las bombas de calor representan una de las opciones más económicas en comparación con sistemas más avanzados como la aerotermia o la geotermia, ya que no requieren de instalaciones subterráneas extensas ni de tecnologías tan especializadas. Sin embargo, a largo plazo, pueden resultar menos rentables dependiendo del clima, de la fluctuación de los precios de la electricidad y de la eficiencia del modelo específico de bomba de calor.

En climas extremadamente fríos, la eficiencia de las bombas de calor aire-aire puede disminuir significativamente, ya que les cuesta más trabajo extraer calor del aire exterior muy frío. Esto puede llevar a un aumento en el consumo de energía eléctrica y, por tanto, en los costos operativos durante los meses más fríos. Además, aunque las bombas de calor tienen una vida útil relativamente larga, pueden requerir más mantenimiento que otros sistemas de calefacción, especialmente en áreas con condiciones ambientales adversas.

Es crucial considerar el clima de su región, el aislamiento de su hogar y los costos actuales y futuros de la energía al decidir si una bomba de calor es la mejor opción para ellos. Aunque las bombas de calor ofrecen una solución inicialmente económica y eficiente para la calefacción y refrigeración, es importante evaluar su rendimiento y costos a largo plazo en comparación con otras opciones disponibles en el mercado.

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    4. Radiadores eléctricos

    Existen diversos tipos de calefactores eléctricos, incluyendo radiadores eléctricos, estufas de convección, paneles radiantes, y sistemas de calefacción por suelo radiante eléctrico, entre otros. Estos sistemas convierten directamente la electricidad en calor mediante resistencias eléctricas que se calientan al pasar la corriente a través de ellas.

    Una de las principales ventajas de la calefacción eléctrica es su facilidad de instalación y la ausencia de necesidad de conductos o sistemas de ventilación complejos, lo que puede hacerla una opción más barata en términos de costos iniciales de instalación. Además, los calefactores eléctricos son generalmente compactos, pueden ser portátiles y ofrecen una respuesta rápida al calentamiento de espacios, lo que los hace convenientes para su uso en áreas específicas o como complemento a otros sistemas de calefacción.

    Sin embargo, a pesar de estas ventajas iniciales, la calefacción eléctrica puede ser considerablemente menos rentable a largo plazo, especialmente en áreas donde la electricidad es costosa. La eficiencia de la conversión de electricidad en calor es casi del 100%, pero el costo por unidad de energía eléctrica suele ser superior al de otras fuentes de energía como el gas natural, lo que puede resultar en facturas de energía más altas durante los meses de invierno.

    Otro aspecto a considerar es que la calefacción eléctrica no siempre es la opción más ecológica, dependiendo de cómo se genere la electricidad en la región. En áreas donde la producción de electricidad depende en gran medida de combustibles fósiles, el uso intensivo de calefacción eléctrica puede contribuir significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero.

    Es crucial evaluar no solo el costo inicial y la facilidad de instalación de los sistemas de calefacción eléctrica, sino también considerar los costos operativos a largo plazo y el impacto ambiental. Mientras que la calefacción eléctrica puede ser una solución adecuada para necesidades de calefacción puntual o en regiones con tarifas eléctricas bajas, puede no ser la opción más económica o sostenible a largo plazo en comparación con alternativas como la aerotermia, geotermia o incluso sistemas de calefacción que utilizan gas natural.

    5. Sistemas de calefacción por biomasa

    Los sistemas de calefacción por biomasa utilizan materiales orgánicos, como madera, pellets de madera, residuos agrícolas o incluso residuos urbanos orgánicos, como fuente de energía para generar calor. Este tipo de calefacción se basa en la combustión de la biomasa en una caldera o estufa especializada, produciendo calor que se puede distribuir por el edificio a través de radiadores, sistemas de suelo radiante o mediante el uso de aire caliente.

    Una de las principales ventajas de la calefacción por biomasa es que utiliza fuentes de energía renovables, lo que la convierte en una opción más sostenible en comparación con los combustibles fósiles. La biomasa se considera neutra en términos de emisiones de carbono, ya que la cantidad de CO2 liberada durante su combustión es aproximadamente la misma que la absorbida por las plantas durante su crecimiento, lo que contribuye a la reducción del impacto ambiental asociado al calentamiento global.

    En términos de inversión, los sistemas de calefacción por biomasa requieren una inversión inicial media, que suele ser más alta que la de los sistemas eléctricos o de gas convencionales, pero generalmente más baja que la de sistemas más avanzados como la aerotermia o la geotermia. Esta inversión incluye la caldera o estufa de biomasa, el sistema de almacenamiento para el combustible y, en algunos casos, la adaptación del sistema de distribución de calor en el hogar.

    El consumo de biomasa depende del tamaño del inmueble, del aislamiento, del clima y de la eficiencia del sistema de calefacción. Aunque el coste del combustible (especialmente la madera o los pellets) puede ser competitivo en comparación con el gas o el petróleo, es importante considerar la disponibilidad local y los costes de almacenamiento y entrega del combustible.

    Además, los sistemas de calefacción por biomasa requieren un mantenimiento regular para asegurar su eficiencia y prolongar su vida útil. Esto incluye la limpieza de la caldera o estufa y la eliminación de las cenizas producidas durante la combustión.

    Es importante tener en cuenta que los sistemas de calefacción por biomasa ofrecen una combinación equilibrada de sostenibilidad, eficiencia y coste. Aunque la inversión inicial y los requisitos de mantenimiento pueden ser mayores que los de los sistemas de calefacción más convencionales, los beneficios a largo plazo incluyen el uso de una fuente de energía renovable, la reducción del impacto ambiental y la posibilidad de lograr ahorros significativos en el coste del combustible, especialmente en áreas donde la biomasa es abundante y accesible.

    6. Calefacción por calderas de gas

    Los sistemas de calefacción por calderas de gas utilizan gas natural o propano como combustible para generar calor. Estas calderas calientan agua que luego se distribuye a través de una red de tuberías hacia radiadores, sistemas de suelo radiante o unidades de ventilación para calentar el espacio deseado. Son una de las formas más comunes de calefacción central en muchas partes del mundo, especialmente en áreas urbanas donde el suministro de gas natural es abundante y fácilmente accesible.

    En términos de inversión inicial, las calderas de gas requieren una inversión media, generalmente más económica que sistemas avanzados como la geotermia o la aerotermia, pero más costosa que opciones más simples como radiadores eléctricos o estufas de biomasa. La instalación incluye la caldera, la red de tuberías, los radiadores o el suelo radiante, y posiblemente la renovación del sistema de ventilación.

    El consumo de las calderas de gas depende de su eficiencia, del tamaño de la vivienda, del aislamiento del inmueble y de las condiciones climáticas locales. Las calderas modernas de condensación son más eficientes que los modelos antiguos, ya que aprovechan el calor de los gases de escape para precalentar el agua entrante, lo que reduce el consumo de gas y, por tanto, los costos operativos.

    Uno de los principales beneficios de las calderas de gas es su capacidad para proporcionar una gran cantidad de calor de manera eficiente y rápida, lo que las hace ideales para climas fríos y para casas o edificios de gran tamaño. Además, el gas natural suele ser más barato que la electricidad en muchas regiones, lo que puede hacer que el costo operativo de las calderas de gas sea competitivo en comparación con los sistemas de calefacción eléctrica.

    Sin embargo, es importante considerar que las calderas de gas dependen de combustibles fósiles, lo que tiene implicaciones ambientales debido a la emisión de gases de efecto invernadero. Además, la eficiencia y el costo operativo de las calderas de gas pueden verse afectados por las fluctuaciones en los precios del gas y por la necesidad de mantenimiento regular para asegurar su funcionamiento óptimo y seguro.

    Es crucial evaluar tanto los costos iniciales como los operativos de las calderas de gas, así como considerar la disponibilidad del combustible y las preocupaciones ambientales. Aunque las calderas de gas ofrecen una solución efectiva y relativamente económica para la calefacción central, es importante sopesar estos factores en el contexto de las necesidades específicas del hogar y las prioridades personales en cuanto a eficiencia, comodidad y sostenibilida.

    7. Calefacción por calderas de gasoil

    Los sistemas de calefacción por calderas de gasoil funcionan de manera similar a las calderas de gas, pero utilizan gasoil (también conocido como gasóleo de calefacción) como combustible para generar calor. Este tipo de calderas calienta el agua que después se distribuye por el sistema de calefacción del edificio, ya sea a través de radiadoressuelo radiante o unidades de aire caliente, para incrementar la temperatura de los espacios interiores.

    Una de las ventajas de las calderas de gasoil es su costo inicial relativamente bajo en comparación con sistemas más avanzados como la aerotermia o la geotermia. Esto las convierte en una opción atractiva para aquellos que necesitan instalar o reemplazar un sistema de calefacción con un presupuesto limitado. Además, las calderas de gasoil pueden ser una solución viable en áreas donde no hay acceso a gas natural y donde otras fuentes de energía renovable no son prácticas o disponibles.

    Sin embargo, a pesar de su menor costo inicial, las calderas de gasoil presentan varios inconvenientes que pueden afectar su rentabilidad y eficiencia a largo plazo. En primer lugar, el precio del gasoil puede ser volátil y sujeto a fluctuaciones del mercado energético, lo que puede resultar en costos operativos impredecibles y potencialmente altos. Además, las calderas de gasoil suelen ser menos eficientes que las modernas calderas de gas de condensación o las bombas de calor, lo que significa que se necesita más combustible para producir la misma cantidad de calor, incrementando así el gasto en calefacción.

    Desde el punto de vista medioambiental, la calefacción por gasoil también plantea desafíos significativos. La combustión del gasoil emite gases de efecto invernadero y otros contaminantes que pueden afectar la calidad del aire y contribuir al cambio climático. Además, el almacenamiento del gasoil requiere de un tanque en la propiedad, lo que implica riesgos potenciales de derrames y contaminación.

    Es importante tener en cuenta que, aunque las calderas de gasoil pueden ofrecer una solución de calefacción accesible a corto plazo, sus costos operativos, la eficiencia y el impacto medioambiental pueden hacerlas menos atractivas en comparación con otras opciones más sostenibles y eficientes. Al considerar la instalación de un sistema de calefacción, se recomienda evaluar no solo el costo inicial, sino también los gastos a largo plazo y el impacto ecológico de la fuente de energía elegida.

    Al explorar las diversas opciones para saber qué calefacción es más económica, es evidente que cada una presenta sus propias ventajas y desventajas, tanto en términos de inversión inicial como de eficiencia y sostenibilidad a largo plazo. Desde las soluciones más avanzadas y renovables como la geotermia y la aerotermia, que ofrecen una excelente rentabilidad a largo plazo a pesar de su alto costo inicial, hasta opciones más tradicionales y accesibles como las calderas de gas y los sistemas eléctricos, que pueden resultar menos eficientes y sostenibles con el tiempo.

    La elección del sistema de calefacción más adecuado dependerá de una variedad de factores, incluyendo las condiciones climáticas locales, la infraestructura existente, el presupuesto disponible y las prioridades personales en cuanto a eficiencia energética y responsabilidad ambiental. Mientras que las bombas de calor y los radiadores pueden representar una solución económica a corto plazo, es importante considerar su menor eficiencia y mayor costo operativo a largo plazo. Por otro lado, aunque las calderas de gasoil pueden ser menos costosas de instalar, su ineficiencia y el impacto ambiental negativo las hacen menos deseables en comparación con otras opciones más sostenibles.

    En este contexto, sistemas como la biomasa ofrecen un equilibrio interesante entre costo, eficiencia y sostenibilidad, convirtiéndose en una opción atractiva para aquellos comprometidos con la reducción de su huella de carbono y la utilización de fuentes de energía renovables. Sin embargo, requieren consideración respecto al suministro y almacenamiento del combustible.

    En última instancia, la decisión sobre qué calefacción es más económica debe basarse en una evaluación cuidadosa de las necesidades específicas de calefacción, las expectativas de rendimiento y la visión a largo plazo en términos de costos y sostenibilidad ambiental. Considerar la posibilidad de combinar diferentes tecnologías y aprovechar incentivos o subvenciones para sistemas de energía renovable también puede ser una estrategia efectiva para lograr un equilibrio óptimo entre comodidad, eficiencia y responsabilidad ecológica.

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